La acumulación y las metrópolis

La acumulación y las metrópolis

La acumulación y las metrópolis

Eduardo Gómez Gómez

Dentro del espacio Primer Foro “Gobernanza Metropolitana desde las Perspectivas Ciudadanas”, donde participé como ponente --organizado por la Facultad de Arquitectura de la BUAP, el Consejo Multidisciplinario para el Ordenamiento Territorial y el Desarrollo Urbano de Puebla, y el Instituto Metropolitano de Planeación del Estado de Puebla (IMEPLAN), realizado el pasado 31 de enero de 2019--, particularmente en relación con la mesa “Gestión Territorial Integral”, se mencionó el efecto destructivo y atroz que tras de sí deja el desarrollo económico capitalista, el cual es innegable, por más que sólo se pretendan ver sus aspectos positivos.

La acumulación del capital implica la concentración y centralización de los medios de producción en unas pocas manos, es decir, la concentración de la producción industrial en pocos centros de producción y por tanto de las tecnologías y de la maquinaría y herramientas, y esto conduce a que la propiedad sobre lo que resulta de tal producción se centralice en manos de unos pocos dueños de la producción.

Desde luego que es factible encontrar que hay múltiples productores dispersos en la inmensidad de nuestro país, pese a ellos, su contribución es minúscula en la mayoría de los sectores, en comparación con las grandes empresas que dominan las ramas económicas.

La contraparte de este fenómeno consiste en la ineludible depauperización relativa y absoluta de la gran mayoría de la población. Este proceso fue magistralmente observado por Carlos Marx y constituye una de las leyes fundamentales del modo capitalista de producción.

En tal sentido, el que ocurra no es algo que pueda ser en sí mismo sorprendente, pues una ley sólo registra una dinámica o comportamiento dado y existente en la realidad.

Ahora bien, la forma bajo la cual esta ley opera en nuestro país es también efecto de la forma en la que los dueños de los medios de producción, los grandes capitalistas, han fomentado. Y al referirnos a ellos no hablamos sólo de los dueños de las empresas mexicanas, sino también de las empresas de transnacionales que están establecidas directa o indirectamente en nuestro territorio. Los efectos del lazo y acuerdo que han mantenido unos y otros con el gobierno y el Estado mexicano pueden observarse en la calidad de las condiciones de seguridad, en la producción de viviendas, en la calidad de los servicios públicos, en la calidad de la salud o de la educación, en la forma en que se ordena el territorio y el espacio público, en la interacción entre autoridades y población, en el cuidado del medio ambiente, y en la derrama económica que eventualmente podrían dejar a nivel regional, si es que dejan.

Como puedes observar, en la mayoría de estos casos el efecto específico podría mínimamente considerarse como desastroso, y siendo preciso: catastrófico.

Éste es el efecto, según nos dicen los apologistas del capitalismo, del neoliberalismo. Es decir, de un “ente despersonalizado” que se instrumenta como política general sobre un país, en este caso sobre nuestro país. Desde luego que esto oculta que quienes lo implementan son responsables e interesados directos en su implementación, lo mismo que quienes diseñan tales políticas en beneficio de la acumulación del capital.

El proceso de acumulación de capital no deja de operar si interviene o no “el Estado en la economía”, la función de la política del Estado o del gobierno es mantener, conservar y facilitar el desarrollo de la acumulación capitalista, ni más ni menos: que los dueños de los medios de producción sean cada vez menos y mucho más ricos, y que los pobres sean cada vez más y mucho más pobres.

En estas condiciones, ¿qué efecto puede tener la planeación metropolitana en un contexto en el que la acumulación del capital se fija en niveles superiores? Si el papel del Estado mexicano desde hace décadas ha sido el desarrollo de la acumulación del capital generando una severa polarización económica y social, ¿de qué forma entonces la planeación metropolitana mejoraría las condiciones de vida de la población? Ciertamente, hay un gobierno con una intención de transformar parte de esta condición, ¿cómo esta situación repercutirá en el ordenamiento del territorio y el desarrollo económico y social de nuestras poblaciones, de nuestras ciudades, de nuestras conurbaciones, de nuestras metrópolis?

eduardo.gomez@agendaterritorial.com

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Lalo Gómez - Creador de Agenda Territorial. Autor Destacado
>>> Investigador y analista del territorio, especialista en diseño de estrategias y desarrollo de programas de intervención. Articulista. Ha participado en programas de desarrollo metropolitano, de desarrollo urbano, de desarrollo regional, así como en diversos programas sectoriales

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